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Magdalena Camargo Lemieszek |
FECHA
Y LUGAR DE NACIMIENTO:
Nació el 1 de julio de 1987 en Szczecin, Polonia (nacionalizada panameña).
TITULOS
ACADÉMICOS:
Actualmente realiza estudios de
Lengua y Literatura en el Departamento
de Español en la Universidad de
Panamá.
EXPERIENCIA
PROFESIONAL O TRABAJO ACTUAL:
Obtuvo el Diplomado en Creación Literaria de la Universidad Tecnológica de Panamá en el 2007. Actualmente, realiza estudios de Lengua y Literatura Española en la Universidad de Panamá.
PREMIOS,
BECAS U OTRAS DISTINCIONES NACIONALES O
INTERNACIONALES:
- En el 2018, obtiene por tercera vez el Premio Nacional de Poesía Joven Gustavo Batista Cedeño con el poemario El preciso camino hacia la nada.
- Ganó un "accésit" por "La doncella sin manos" en el Premio "Adonáis" de Poesía 2015 en Madrid.
- Sus cuentos "El pájaro
y la cometa" y "Todos los cuentos
anidan en tu vientre" ganaron la primera
Mención de Honor y la tercera
Mención de Honor, respectivamente,
en el Concurso Premio Universidad
Tecnológica de Panamá a la Promesa Literaria 2007.
- Ganó el Concurso Gustavo
Batista Cedeño 2008 con su
poemario "Malos hábitos".Ganó el Premio de Poesía Joven "Gustavo Batista Cedeño", del INAC, en 2012.
LIBROS,
CUADERNILLOS Y FOLLETOS PUBLICADOS:
El preciso camino hacia la nada (Panamá, Editorial Mariano Arosemena, 2019), La doncella sin manos, The maiden without hands (Nueva York Poetry Press, Nueva York, 2018, El espejo sin imagen (Editorial Mariano Arosemena, Panamá, 2017), La doncella sin manos (Ediciones Rialp, Madrid - España, 2016), Malos hábitos (Editorial Mariano Arosemena, Panamá, 2009).
DESCRIPCIÓN
TEMÁTICA DE ALGUNOS LIBROS:
El preciso camino hacia la nada ( ,2019). Dueña de una voz tan singular y envolvente como la bruma que arrastra consigo, Magdalena Camargo Lemieszek culmina en El preciso camino hacia la nada, merecedor del premio Gustavo Batista Cedeño en su convocatoria de 2018, un viaje poético donde la exploración de la intimidad y el buceo en las raíces de la alienación contemporánea (siguiendo los pasos de Vallejo, Onetti o Pizarnik) se manifiesta a través de un estilo que encierra la misma sabiduría ancestral que rastreamos en los mitos originarios, las parábolas y las leyendas escuchadas junto al fuego.
Con clara voluntad unitaria y un poderoso aliento narrativo, El preciso camino hacia la nada se bifurca hasta alcanzar un doble propósito: sus veintidós poemas no se conforman con levantar acta de una progresiva (auto)disolución, sino que, al hacerlo, edifican una épica del dolor que transforma la biografía individual en una experiencia colectiva. Merced a una conciencia que se desdobla en múltiples símbolos – peces que se ahogan buscando, bajo el agua, su propio destino; cerrajeros que custodian las puertas de la vida; cerezas rojas como la sangre que brota de una herida abierta; flores que alzan sus pétalos en medio de la podredumbre; autómatas que rigen la existencia como una cruel partida de ajedrez – y a esa peculiar manera de nombrarnos a todos, la poesía de Magdalena Camargo Lemieszek se adentra en la realidad con la persistencia suave, delicada de la nieve al caer sobre un paisaje.
Y, sin embargo, sus palabras no se desvanecen en el aire: antes al contrario, en su firme afán de transparencia aciertan a iluminar una senda por la que atisbamos, como el título de un hermoso libro de Jaroslav Seifert, «toda la belleza del mundo». La misma que sostiene cada página de El preciso camino hacia la nada.
El espejo sin imagen (Editorial Mariano Arosemena, Panamá, 2017). Un rostro que podría ser hermoso, como dice Wislawa Szymborska en su soliloquio para Casandra. El espejo sin imagen como el título lo alude, es esa permanente búsqueda de lo íntimo, lo vertiginoso, lo calmo y lo intangible. Polaca y panameña, la autora nos ubica en las piedras de fundación de un pueblo de nuestra campiña, con sus mitos, sus totumas, sus leyendas. Es la exploración de sus orígenes y de la raíz interiorana y vernacular del lenguaje. El libro hace ese recorrido inicial por un pueblo, San Juan, y es Clara Aparicio la que nos guiará por esta Comala ístmica donde también hay vida a través de los recuerdos y los espejos de los muertos. No olvidemos que la musa de vida de Juan Rulfo se llamaba Clara y su musa literaria en Pedro Páramo se apellidaba San Juan. Luego de este recorrido, los textos que cierran el poemario son de un intimismo y de un lirismo inquietante. Pocos son los escritores que, además de la belleza y el asombro, logran la extraña magia y la divina perturbación que logra Magdalena Camargo Lemieszek en su poesía. Un caso muy singular en nuestro Panamá. No puedo dejar de mencionar ese misterio que nos remite a la prosa de María Luisa Bombal en La amortajada o al poema Todos han muerto de José Barroeta, donde están presentes la espera o seguir la costumbre de morirse en el pueblo de Egle. Estos poemas son tallas en madera muy fina, que tienen el don de remontarnos al fuego y al ardor de la infinita quemadura, aunque ese fuego fuera si acaso entonces una utopía de arder por dentro.
Javier Alvarado
Ocú, 24 de enero de 2017
La doncella sin manos (poemas, 2016). La doncella sin manos consiguió un accésit del Premio Adonáis 2015 "por su atrevimiento romántico y la sugerente narrativa de sus poemas", según comunicó el jurado. El título trae a la memoria un famoso cuento de los hermanos Grimm en que un padre se ve obligado a cortarle las manos a su hija, narración de la que este volumen es, en cierta medida, una reinterpretación sui géneris en el que la muchacha emprende un viaje cargado de vicisitudes, de encuentros y desencuentros, búsquedas que no culminan, hallazgos felices y enfrentamiento de verdades y emociones; paralelamente, el poemario plantea otro viaje interior en el que se cuestionan temores y certezas y en el que se intenta ahondar en los oscuros entresijos del ser humano, concibiéndose la idea de que no hay un destino definitivo sino, la insinuación de lo inconcluso, de lo que queda siempre latente.
Esta obra fue publicada en una edición bilingüe, traducción de Danae Brugiati bajo el nombre de The maiden without hands en año 2018 bajo la editorial Nueva York Poetry Press en Nueva York.
Malos hábitos (poesía, 2009). Vengo a nombrar la poesía como merece ser nombrada: desde la medula del verso que nos habla de salvación y nos abre los oídos para que miremos por el tacto. Poesía que lleva el signo y el sino de la trascendencia. Llego con un puñado de versos que ha desgranado para nosotros la poetisa Camargo para que germinen en el mundo, versos “hinchados de imágenes”.
Estos versos son un racimo de voces que le nace a la poesía panameña. Su fruto es un proyecto poético que se hace camino. Escritos para nombrar el asombro, para enumerarse en los abismos del espejo. Miro, mira, miramos y ahí están esos peces asfixiados, desgajándose. Hay torrentes enumerando el caos y una necesidad de decir, de maldecir, para nombrar un paisaje custodiado por “ángeles y esfinges”. Su casi concepción inmaculada escarba en la imagen y se rebela y es revelación que trasciende: “Fruta de sueños, corola de voces”. Según su propia confesión.
El primer poema, la primera entrega… la primera vez después de la primera vez también es la primera vez, y es así como Camargo entrega su poesía, “desnudo el hueso”. He aquí el sueño abierto donde duelen los hijos y el amanecer se incendia en el callejón. La poética de Magdalena nos merece... No hay resquicio ni grieta en su elaboración. No transige con lo fácil ni se acomoda en el cajón de sastre. Salta con todo el tejido y, de ser necesario, se rasga el vestido. En ella se muestra de cuerpo entero el Eterno de la poesía.
No habrá prisa en este libro. Cada poema ha madurado según su estación. Y es que poesía para Magdalena “es un destino, un retrato, un espejo”. Destino, pues se nos va la vida mientras, de manera recíproca, nos significa, nos construye; retrato, pues cada verso es un trazo del rastro de nuestro rostro; y espejo, caleidoscopio que refleja tanto al escriba como al lector. Confrontar los Malos Hábitos es enfrentarse a artefactos para recomponer, descomponer, deconstruir un reflejo… Hay preocupaciones filosóficas, ansias eróticas y angustia social salpicadas de vivencia y sinceridad. Hay una respiración que besa, una caricia que se desvanece para volver a ser caricia del lenguaje.
Magdalena Camargo busca, se busca; brusca violentando la mirada, vaciando la cuenca para que demos una nueva mirada a la poesía. Y para ello ha dispuesto “dos piedras de futura mirada”.
Héctor Collado
Panamá, 2009
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