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Rafael
Pernett y Morales |
FECHA
Y LUGAR DE NACIMIENTO:
Nació
en la ciudad de Colón, el 10 de julio de 1949.
TITULOS
ACADÉMICOS:
Estudió medicina en la Universidad de Salamanca (España).
EXPERIENCIA
PROFESIONAL O TRABAJO ACTUAL:
Experiencia
Administrativa |
1991-1993 |
SubDirector
Regional de Salud de Bocas del Toro. |
1993 |
Director
Medico Interino del Hospital Regional de Changuinola. |
1990-1991 |
Planificador
Regional de Salud de bocas del Toro. |
1979-1980 |
Director
Medico de la Policlinica de Guabito. |
1978 |
Director
Medico Interino del Hospital de Almirante. |
Experiencia laboral |
1980-1993 |
Medico
General, Hospital Regional de Changuinola. |
1979-1980 |
Medico
General, Policlinica de Guabito. |
1978 |
Medico
Interno, Hospital Regional de Changuinola. |
1978 |
Medico
Interno, Hospital de Almirante. |
1977 |
Medico
Interno, Complejo Hospitalario Metropolitano de la Caja de Seguro
Social Dr. Arnulfo Arias Madrid, Ciudad de Panama. |
PREMIOS,
BECAS U OTRAS DISTINCIONES NACIONALES O
INTERNACIONALES:
Obtuvo el Premio de Novela en al Concurso Literario Ricardo
Miró en 1973 con Loma ardiente y vestida de sol, editada
6 veces en Panamá y una en España; y en 1976 con Estas manos
son para caminar, publicada por el INAC en 1974 y 1977, respectivamente.
Cuentos publicados en Guatemala y España. La Editorial Universitaria
(Universidad de Panamá) publica en 1993 su novela El cazador
de calendarios. Está por imprimirse la novela De once a siete
(Mención Honorífica en el Concurso Ricardo Miró 1995).
LIBROS,
CUADERNILLOS Y FOLLETOS PUBLICADOS:
Loma ardiente y vestida de sol (Panamá, 1974), Estas manos son para
caminar (INAC 1977), El cazador de calendarios. (1993), De once a siete (INAC, 2006),Caribe, una tormenta tropical () , Los truenos de la aurora (9 Signos Grupo Editorial, Panamá, 2006)
DESCRIPCIÓN
TEMÁTICA DE ALGUNOS LIBROS:
Los truenos de la aurora (novela, 2006). Podemos leer en la contra portada de la obra lo siguiente: “…Esta novela ha sido escrita con la grata fluidez de una prosa rica en una sobrosura existencial tragicómica, y pletórica de expresiones muy propias de la forma de ser y de hablar del panameño común y corriente, a menudo poco educado, que sin embargo vive intensamente las situaciones y reacciona ante ellas con una mezcla de autenticidad y desfachatez a veces irresponsable, otras veces verdaderamente aleccionadora. Los truenos de la aurora, que así se llama también la protagonista de esta saga vernácula y sin embargo universal en sus proyecciones humanas y logros estéticos que una vez más se apunta Pernett y Morales, es la cuarta novela publicada del autor, una obra que sin duda vuelve a colocarlo en el selecto mapa de los mejores narradores de Panamá”.
El
cazador de calendarios (novela, 1993). El
cazador de calendarios fue una diarrea mental. Definitivamente,
fue una gigantesca tomadura de pelo a todos los seudointelectuales
semiesotéricos que ha dado la literatura y que se tomaron el trabajo
de leer el libro. Hubo quien encontró semejanza con Madame Blavatsky
e incluso se dijo en una tertulia que era heredero directo del Conde
de Saint Germain. No lo supe hasta entonces. Y es que todo lo que
sirve de referencia es falso, no existe y fue inventado, incluyendo
aquello que sucedió cuando el sol salía por el oeste y toda
la referencia bibliográfica de esos bípedos mamíferos bajados
del cielo en conchas resplandecientes y vueltos a ir tal como habían
llegado, que eran, ni más ni menos, pre-humanos. Hubo
quien me felicitó por la docta documentación y, para mi sorpresa,
hubo incluso quien refirió no conocer la sección prepucio con
la que se inicia el libro.
Estas
manos son para caminar (novela, 1977). Con Estas
manos son para caminar ya se elaboró un poquito.
Dicen los jurados que la premiaron que tenía un mundo cerrado de
novela. Supongo que se referían al paradigma (otra palabreja
que me encanta). Sí me asombró haber escrito tanto, sobre todo si
se compara con la Loma. Me gustó escribirla,
porque pude despacharme a gusto con las cosas que se me ocurrían.
El otro día encontré fragmentos que había desechado y no me arrepentí
de hacerlo. Creo que fue un ejercicio lúdico, a pesar de todo lo
que se ha dicho.
Loma ardiente
y vestida de sol (novela, 1974). Desde
hace 25 años dice la gente que la aparición de Loma ardiente
y vestida de sol marcó un hito en la narrativa panameña. Lo
dicen, sobre todo, mis hijas y mis padres y mi esposa y mis familiares
y, a veces, mis amigos. No lo sé. El tiempo lo dirá. Pero la volví
a leer el día que cumplió su cuarto de siglo (30 de julio) y me
pareció distinta a mi producción posterior. Tal vez porque el estilo
es tan directo, tan crudo, tan a lo Hemingway, tan a lo periodístico,
que no me extraña que metiera 86 personajes en 150 páginas (algo
así como 1.744186046512 personajes nuevos por página). Una locura.
Pero la producción fue tan febril, tan cerca de la mera inspiración,
que yo mismo me asombro. Me resultó tan necesario escribir que casi
dejaba de estudiar para narrar los bochinches de la Loma, de la
Petra y de Fabiola, el personaje más tierno de esa novela (le dediqué
131 páginas a su historia, ¿podrás creerlo?).
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