
La
literatura panameña, como ocurre también con la de los otros países,
está formada por el conjunto de obras publicadas a lo largo de la
historia nacional. En estricto sentido, y apegándonos a criterios
de idiosincracia, identidad cultural y geografía, nuestra literatura
se inicia durante la época de la colonia (1502 - 1821), como es
el caso de todas las naciones latinoamericanas. Algunos historiadores
consideran que incluso las llamadas "Cartas de relación"
de los colonizadores españoles (y portugueses, en Brasil) que se
refieren entre otras cosas a la flora, fauna, costumbres aborígenes
y demás características de los territorios de América, forman parte
fundacional de cada una de nuestras literaturas; para otros, las
etnias que tenían una tradición oral antes de la llegada de los
europeos, y que en algunos casos fue recopilada por cronistas y
frailes cultos, y traducida al español -la literatura prehispánica
de México es un ejemplo singular y trascendente-, representan el
origen más remoto de lo que habría de ser, mucho después, una auténtica
creación de textos con intención testimonial o interpretativa que
aspira, a ser arte. Así, hay historias literarias que empiezan con
alusiones y fragmentos de textos escritos por los "Cronistas
de Indias" y otras que, por habérsela conservado y por su evidente
valor cultural, lo hacen con muestras y comentarios de lo que ha
dado en llamarse literatura "prehispánica".
En lo que se refiere a Panamá, el Prof. Ismael
García S, en su libro Historia de la literatura panameña (1964),
comenta: "Tres grandes etapas se suceden en la historia del
Istmo de Panamá. La primera corresponde a la dominación española,
desde la llegada de Rodrigo Galván de Bastidas en 1501, hasta la
proclamación de nuestra independencia en 1821. En este largo período,
el cultivo de los quehaceres espirituales es casi nulo y los frutos
literarios no pasan de intentos desafortunados de quienes sienten
el ímpetu irrefrenable que los empuja a la creación literaria. El
segundo período corresponde al de nuestra anexión a Colombia, que
abarca de 1821 a 1903. El eco de los ayes románticos llega hasta
los ámbitos istmeños y en la segunda mitad del siglo XIX aparece
la primera promoción poética", representada por Gil Colunje
(1831-1899), quien a los 17 años escribió La verdad triunfante,
primera novela panameña; Tomás Martín Feuillet (1832-1862); José
María Alemán (1830-1887); Manuel José Pérez (1837-1895) y Amelia
Denis de Icaza (1836-1911), cuya obra poética se reúne póstumamente
en Hojas secas (1927). La transición del romanticismo al modernismo
la integran, señala, Jerónimo de la Ossa, (1847-1907) Federico
Escobar ( 1861-1912); y Rodolfo Caicedo (1868- 1905). García
apunta que "la tercera etapa comprende desde 1903 hasta nuestros
días. Es la era republicana
. En este período se adquiere,
real y efectivamente, la conciencia de nuestros destinos, y la producción
literaria representa un aporte definitivo y propio de lo nacional."
Señala,
por otra parte, el historiador Rodrigo Miró, en su libro Itinerario
de la poesía en Panamá (1973), que "el estudio de los periódicos
panameños de principios del siglo XIX empieza a despejarnos el panorama
que se abre con la transformación política de 1821, cuando se inicia
también nuestro empleo de la imprenta. Y los textos poéticos hasta
ahora recogidos, correspondientes a las dos primeras décadas de
actividad periodística (1821- 1840)" están conformados por
"himnos patrióticos, canciones cívicas, sonetos necrológicos,
odas" que "expresan el sentimiento panameño frente al
fenómeno de la independencia, lo mismo que una clara voluntad de
progreso y convivencia en un mundo regido por la ley y la concordia.
Y son elocuentes testimonios acerca de nuestra cultura literaria."
Importa anotar aquí que, como lo indica Miró, "
la expresión poética del siglo XIX se realiza a través de la prensa.
El libro es la excepción." Advierte que él solo tiene noticias
de "siete libros poéticos
en la bibliografía de la centuria.
El más antiguo, Crepúsculo de la tarde, de José María Alemán,
editado en Bogotá en1882." Y señala que el más antiguo libro
literario editado en Panamá es Ensayos políticos, morales y
literarios, de Manuel José Pérez, prosa y verso, aparecido
en 1888. Por cierto, la primera mujer panameña que escribe versos
es Amelia Denis de Icaza (su poema "Al Cerro Ancón" es
un clásico de la nacionalidad panameña), como parte de la generación
romántica, nos dice Miró, así como Nicole Garay es la que más destaca
en las filas de los modernistas y Zoraida Díaz, " en la generación
que irrumpió recién creada la República
fue la primera panameña
que publicó un libro de versos": Nieblas del alma, en
1922.
Según Miró, los tres primeros periódicos exclusivamente
literarios fueron: El pensamiento (1856), órgano de la Sociedad
Literaria fundada ese año, y El céfiro (1866) y El crepúsculo
(1870), editados por Manuel T. Gamboa y José María Alemán, respectivamente"
Otros escritores que destacaron posteriormente
-hacia fines del siglo XIX varios, y otros también a principios
de la República- fueron: Darío Herrera (1870-1914), Salomón Ponce
Aguilera (1868-1945), Simón Rivas (1867-1914), Adolfo García (1872-1900),
León A. Soto (1874-1902), Guillermo Andreve (1879-1940) y Nicole
Garay (1873-1928). Todos ellos forman la primera línea modernista.
Cabe destacar que Herrera es el primer panameño que publica un libro
de cuentos: Horas lejanas (Buenos Aires, 1903), elogiado
por la crítica de la época, si bien Ponce Aguilera es considerado
como el primero que publica cuentos en periódicos y revistas, sobre
todo en (cuentos que nunca fueron recogidos en libro). Y que Andreve,
hombre de letras muy completo, gran promotor cultural, periodista
y político, creó la revista literaria más importante de la época,
en la que publica toda la generación modernistas: "El Heraldo
del Istmo" (1904-1906).
La segunda hornada modernista estuvo integrada
por: Ricardo Miró (1883-1940), Demetrio Fábrega (1881-1932), Aizpurua
(1882-1953), Héctor Conte Bermúdez, Enrique Genzier (1887-1943),
Hortensio de Icaza y Zoraida Díaz, (1881-1948), José María Guardia
(1885-1948), entre otros. Todos publican en el ya mencionado "
El Heraldo del Istmo", y después en la revista "Nuevos
ritos" (1907-1917), de Ricardo Miró.
La última floración de esa época corresponde a
Gaspar Octavio Hernández ( (1893)- 1918), José Guillermo Batalla
(1886-1962), Demetrio Korsi (1899-1957) y Santiago McKay, entre
otros, Publican en la revista "Esto y aquello " (1914-1915),
dirigida por Geenzier y Santiago Benuzzi, y después por Hernández;
más adelante lo hacen en la revista " Memphis" (1916-1919).
Mención
especial merece la figura de Ricardo Miró - quien también publicó
cuentos, que fueron recogidos póstumamente en libro por el escritor
y periodista Mario Augusto Rodríguez en Estudio y presentación
de los cuentos de Ricardo Miró (1956), así como dos novelas
y numerosos artículos dispersos en la prensa de su época- y cuyo
prestigio le mereció en nombre de "Poeta de Panamá". Sobre
todo lo consagra el poema nostálgico y raizal " Patria"
(1909) Sus otros libros son: Preludios (1908); Los segundos
preludios (1916); La leyenda del Pacífico (1919);
Versos patrióticos y recitaciones escolares (1925); y El
poema de la reencarnación (1929); Caminos silenciosos (1929);
y Antología poética (1937).
Otra personalidad relevante de principios del siglo
XX es María Olimpia de Obaldía (1891 - 1985), "representante
femenina de nuestra poesía postmodernista", según Ismael García
S. Sus principales libros son: Orquídeas (1926); Breviario
lírico (1930); y Visiones eternas(1961). También, de
esta época, es importante destacar la obra de Demetrio Korsi, ya
mencionado, con libros como: El viento en la fontana (1926),
Cumbia (1936); El grillo que cantó sobre el Canal
(1937); El grilloque cantó bajo las hélices (1942); Los
gringos llegan y la cumbia se va (1953); y El tiempo se
perdía y todo era lo mismo (1956); la obra de Demtrio
Herrera Sevillano (1902-1950), con sus libros, Kodak (1937);
Los poemas del pueblo (1939); La canción del esclavo
(1947); y Ventana (1950); y Rogelio Sinán (1902-1998).
De Sinán, iniciador de la vanguardia literaria
en Panamá, y uno de los hombres de letras más completos del país,
es obligatorio mencionar su breve pero importante obra poética:
Onda (1929); Incendio (1944); Semana Santa en la
niebla (1949) y Saloma sin salomar (1969). Como
novelista: Plenilunio (1947) y La isla mágica (1977). Y como
cuentista: A la orilla de las estatuas maduras (1946); La
boina roja (1954); y El candelabro de los malos ofidios y
otros cuentos (1982); Cuentos de Rogelio Sinán (1972).
Como autor teatral de farsas infantiles: La cucarachita mandinga
(1937) y Chiquilinga (1961).
Pese a los muchos problemas que siempre ha enfrentado
el escritor panameño para sentirse incentivado en su quehacer creativo
y, sobre todo, para publicar sus obras, la literatura de este país
cuenta con un número importante de autores que han publicado libros
o simples cuadernillos o folletos de calidad en los géneros Poesía,
Cuento, Novela y Ensayo -en ese orden, tanto en cantidad como en
calidad- y muy poco en Teatro. A continuación una lista, sin duda
incompleta, de autores: cuyas obras reflejan esta panorámica:
Entre los poetas, además de los ya mencionados:
Ricardo J. Bermúdez (1914), sin duda uno de los más importantes
poetas nacionales, con libros como: Adán liberado (1944),
Laurel de cenizas (1951); Cuando la isla era doncella
(1961); Con la llave en el suelo (1970); y Poesía selecta
(1982). Muy destacada también Stella Sierra (1919-1997), con sus
obras: Canciones de mar y luna (1944); Sinfonía jubilosa
en doce sonetos (1944); Libre y cautiva (1947), posiblemente
uno de los poemarios más perfectos y emotivos escritos por una mujer
panameña; Cinco poemas (19499; el volumen antológico Poemas
(1962); y Libre y cautiva. Verso y prosa: Obra escogida
(1984).
Ante
la imposibilidad de mencionar obras de todos los otros poetas (vivos
y fallecidos) de interés, damos sólo sus nombres: María Esther Osses
(1916- ?); Eduardo Ritter Aislán (1916); José Guillermo Ros Zanet
(1930); Tristán Solarte (1934); Carlos Francisco Changmarín (1922);
José Franco (1931), cuya obra cumbre es sin duda alguna su largo
poema, publicado en múltiples ediciones: Panamá defendida
(1959), uno de los poemas patrióticos de mayor raigambre popular
e intelectual en torno a la presencia norteamericana en la antigua
"Zona del Canal"; Alvaro Menéndez Franco (1933); Demetrio
J. Fábrega (1932); Víctor M. Franceschi (1931- ?), Aristides Martínez
Ortega (1936); José de Jesús Martínez (1929- ?), también un excelente
dramaturgo; Pedro Rivera (1939) Roberto Luzcando (1939); Diana Morán
(1932 - ?); Enrique Jaramillo Levi (1944); Manuel Orestes Nieto
(1951), Pedro Correra Vásquez (1955- ?); Lucas Barcenas (1906-1992);
Rosa Elvira Alvarez (1915- ?); Dimas Lidio Pitty (1941 ); Jarl R.
Babot (1945); Ramón Oviero (1938), entre otros
En la narrativa -novela y cuento- también son muchas
las figuras sobresalientes, sobre todo en este último género. Además
de Sinán, cabe nombrar a: José María Sánchez (1918-1973); Tristán
Solarte; Renato Ozores (1910); Ramón H. Jurado (1922 - ?); Joaquín
Beleño (1922- 1988); José María Núñez Quintero (1894-1990); Gil
Blas Tejiera (1901-1975); César A. Candanedo (1906-1993); Moisés
Castillo (1899-1974); Lucas Bárcena; Mario Riera Pinilla (1920-1967);
Alfredo Cantón (1910-1967); Rodolfo Aguilera (1906- ?); José Isaac
Fábrega (1900-1986); Gloria Guardia (1940); Enrique Chuez (1934);
Ignacio de J. Valdés Jr. (1902-1959); Justo Arroyo (1936); Pedro
Rivera; Moravia Ochoa López; Enrique Jaramillo Levi; Dimas Lidio
Pitty; Bertalicia Peralta; Rafael Pernett y Morales; Rosa María
Britton (1936), entre otros.
Cabe señalar aquí que algunos de los escritores
que aparecen en esta panorámica están también incluidos en este
sitio, aunque la mayoría de los señalados en esta
reseña histórica ya han fallecido. Así mismo
cabe anotar que los autores de este Directorio de Escritores Vivos
de Panamá que vayan falleciendo, permanecerán en este
sitio de Internet como un homenaje póstumo a su memoria (junto
a su nombre aparecerá una pequeña cruz roja ().
Sin duda hay omisiones involuntarias en ambos casos,
ya que, como queda dicho, la producción literaria de Panamá es vasta
y heterogénea. Este breve recuento sólo busca dejar constancia de
algunos nombres de valía que, al ampliarse, posibiliten ocasionales
consultas e investigaciones más exhaustivas. Creemos que esta panorámica,
susceptible de sucesivas ampliaciones, es no obstante lo suficientemente
representativa de un quehacer literario meritorio y tenaz, que continúa
dándose al iniciarse el siglo XXI en muchos de los escritores incluidos
en este Directorio, pero también en una nueva pléyade
de creadores talentosos que, sin haber publicado todavía su primer
libro, ya empiezan a configurar sus iniciales huellas
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